Si los hombres fueran ángeles, no sería necesario ningún gobierno. Si los ángeles gobernaran a los hombres, no serían necesarios controles externos ni internos sobre el gobierno. Al diseñar un gobierno que debe ser administrado por hombres sobre hombres, la gran dificultad radica en esto: primero debes habilitar al gobierno para controlar a los gobernados; y en segundo lugar, obligarlo a controlarse a sí mismo.
— Los Papeles Federalistas No. 51 [6 de febrero de 1788]