Todos, también, recordarán este principio sagrado, que aunque la voluntad de la mayoría debe prevalecer en todos los casos, esa voluntad para ser legítima debe ser razonable; que la minoría posee sus derechos iguales, que la ley igual debe proteger, y violar los cuales sería opresión.
— Primer Discurso Inaugural [4 de marzo de 1801]